Albania: contrastes y mucha alegría

La frontera era un poco diferente a las anteriores y no había ningún cartel. La fila de coches era enorme pero todo el mundo me dijo de avanzar e ir directamente al principio. Pocos kilómetros antes de cruzar ya se notaba el cambio de país. De repente un montón de gente vendiendo en la calle desde pescado a fruta, pasando por paquetes de tabaco. La gente supersimpática pitando para saludarme y preguntándome de donde era. Se notaba que había cruzado a Albania porque se volvían a ver mezquitas.

Les mezquitas volviendo a hacer acto de presencia

En Shkodër me acogía Jozef. Dimos una vuelta por el centro de la ciudad con las bicis y todo el mundo se quedaba flipando cuando pasábamos. Es una ciudad con muchos estudiantes y se nota. Al volver a casa e ir a la ducha me quedé un poco parado por la distribución de la misma. Me tendré que acostumbrar porque en Turquía también será así seguramente.

La ducha y su interesante distribución

Después fuimos a hacer unas birras y estuvimos charlando sobre Albania y sus culturas. Jozef se siente illirio, un pueblo pagano que habitaba los Balcanes antes de que llegaran los griegos y los romanos. El sol y las serpientes eran símbolos del pueblo illirio que todavía hoy en día se pueden encontrar en el norte de Albania. La lengua que se utiliza en el norte de Albania y en otros países vecinos es bastante diferente al albanés estándar, el Tosk, que impuso el régimen comunista de Hoxha. Esta lengua, el Gheg, no es oficial en Albania pero se sigue hablando y hay muchísima literatura en esta lengua. Otro ejemplo de los problemas que sufren las lenguas minoritarias. Fue muy interesante y nos quedaron muchísimos temas por hablar.

El día siguiente salí bastante temprano y aproveché para hacerle una foto a uno de los muchos perros callejeros que se me acercaron mientras desayunaba. Albania está llena y en las ciudades acostumbran a llevar un chip.

Uno de los centenares de perros que me crucé en Albania

También me va sorprendió que en la ciudad de Shkodër hay muchísima gente que usa la bicicleta en su día a día, ya me lo había comentado Jozef.

La gente de Shkodër paseando con sus bicis

Tenía que dormir en la ciudad de Laç pero Jozef me dijo que mejor que no, que era un poco peligroso. Entonces cambié de idea y eché hacia la costa dirección Shengjin, cerca de Lëzhë. Allí está enterrado Gjergj Kastrioti (Skanderbeg), que fue un militar y aristócrata que luchó contra el imperio otomano y considerado héroe nacional albanés. El día siguiente pedalearía hasta Tirana. De camino, en un rincón perdido por los pueblecitos albaneses, me encontré a Jeanne y Thibaut, que volvían de su viaje por Europa después de haber llegado a Grecia. Fueron los primeros ciclistas que me encontré y me hizo muy feliz pasar con ellos un rato.

Jeanne y Thibaut continuando su viaje

En la costa albanesa aproveché para coger un apartamento para un par de noches bien de precio y comer bastante pescado barato, algo que no es tan evidente en otros países.

Un dentón a la brasa, uno de los peces más preciados del mediterráneo

Con las pilas cargadas y el estómago lleno continué hacia Tirana. Me esperaba un día largo con una carretera en muy mal estado (como la mayoría en Albania) y por culpa de ello rompí otro gancho de la alforja a causa de las sacudidas y tuve que pedalear descompensado todo el día.

Nueva distribución no muy equilibrada

Pasé por Laç, la ciudad que Jozef me había dicho de evitar, aunque de día no es ningún problema. Eso sí, es una antigua ciudad industrial abandonada completamente y con muchísimas barracas y gente viviendo en condiciones muy precarias.

Complejo industrial completamente abandonado

Eso sí, camino de Tirana las vistas de las montañas eran espectaculares y me acompañaron durante todo el día por la aburrida llanura.

Las vistas camino de Tirana

Llegando a Tirana vi de todo a pie de carretera. Desde aviones militares a camiones enormes transportando tanques italianos, pasando por avestruces y otros animales enjaulados sin ningún tipo de motivo.

Un pobre avestruz enjaulada sin ningún sentido

Entrando a Tirana por el norte, tocó cruzar un pasarela sobre el río que daba bastante mala espina, pero que me servirá como experiencia de cara al futuro.

La pasarela que tocó cruzar para llegar a Tirana

Hay que decir que el país tiene un gran problema con la gestión de los desechos y que está muy sucio por todas partes. La gente pero es súper simpática y saludan y sonríen en todo momento, se echaba de menos este apoyo. Los niños pequeños me perseguían con sus bicis y me preguntaban en inglés de donde era y que hacía allí. En Tirana pasé por todas las tiendas de bicicletas para preguntar si tenían los ganchos de las alforjas pero se ve que es imposible encontrar estas cosas en Albania. Tocó utilizar el último recambio que llevaba y rezar para que aguantara hasta Salónica, en Grecia.

En Tirana me quedé tres noches para planificar las próximas semanas y degustar la gastronomía local, como por ejemplo el cordero a la brasa.

Cordero a la brasa en cantidades industriales

También aproveché para visitar la ciudad y ver como vive la gente. No es una ciudad especialmente bonita, pero tiene bastante vida y me recordó a Berlín en algunas zonas, como por ejemplo el barrio de Blloku que antes estaba reservado a las residencias de los funcionarios del régimen comunista de Hoxha y donde estaba prohibido entrar y que ahora está lleno de cafés y bares alternativos.

En Albania los mercados tienen una importancia capital como en oriente y se puede encontrar de todo. Desde especias, frutos secos y comida de toda clase.

El mercado de Pazari i Ri y sus colores en Tirana

A zapatos de toda clase e incluso desparejados seguramente.

Tienda de zapatos cerca de Pazari i Ri

Pasando por bicicletas con componentes de última generación.

Tienda de bicis cerca de Pazari i Ri

Que se pueden ver en servicio y en su máximo esplendor por las calles de Tirana.

Bicicleta modificada de última generación

También es habitual encontrarse gente tocando música por las calles, sobretodo de la comunidad gitana.

Muchacho gitano animando las calles de Tirana

Los contrastes en Tirana son bastante evidentes. Por un lado hay un puente patrocinado y pagado por Vodafone.

El puente de Vodafone en Tirana

Y por otro lado instalaciones eléctricas más propias de India que no de un país europeo.

El entramado de cables por los barrios de Tirana

También fue interesante ver murales de los vestidos tradicionales de varias regiones de Albania como por ejemplo: Janinës (donde Ioannina era la capital ahora en Grecia), Shkodrës (donde Shkodër era la capital), Kosovës (donde primero Pristina, Kosovo, fue la capital y después Skopje, Macedonia) y Manastirit (donde Bitola era la capital ahora en Macedonia).

Los vestidos tradicionales de las diferentes regiones históricas de Albania

Y también de los albaneses que tuvieron que huir con la llegada del imperio otomano y que fueron hacia Italia, concretamente Calabria, Sicilia y Puglia, (los Arbëreshë) y hacia el sur de Grecia, concretamente en el Peloponeso, (los Arvanitas). Jozef me hizo descubrir una canción preciosa sobre la comunidad Arbëreshë. También me hizo descubrir más música tradicional albanesa como por ejemplo ésta. Donde se ve claramente la importancia del clarinete como instrumento.

Y de los albaneses que tuvieron que irse

Otro mural ilustraba el territorio que los albaneses reclaman como suyo. Este territorio va del norte de Montenegro hasta el norte de Grecia.

Mapa del territorio histórico albanés

En medio de la ciudad todavía hay búnkeres que se construyeron durante la época comunista y de los que hablaré algo más adelante.

Uno de los muchos búnkeres en Albania en el centro de Tirana

Después de todos estos inputs para los sentidos y de descubrir algo más sobre Albania, puse rumbo hacia las montañas para desconectar un poco dirección el mítico lago Ohrid que hace frontera entre las actuales Albania y Macedonia. Tocó subir bastante pero las vistas se lo merecían.

Las vistas camino de Elbasan

Por suerte la carretera hacia Elbasan tenía muy poco tráfico y estaba en muy buen estado para ser Albania.

Cogiendo un poco de aire durante la subida

Arriba del todo compartí las vistas con alguno de los pioneros del ciclismo en Albania.

Compartiendo experiencias con las viejas glorias del ciclismo albanés

Después de la larga y preciosa bajada llegué a Elbasan, amurallada y bastante bonita. Allí había reservado una noche de apartamento muy bien de precio. Me recibió el padre de Silvi que no hablaba nada de inglés pero aun así nos entendimos perfectamente.

La muralla del casco antiguo de Elbasan

El día siguiente me levanté muy temprano porque quería llegar a Ohrid y avanzarme así a la lluvia de los próximos 3 días. Eran casi 100 km y más de 1200 metros de desnivel positivo. El asfalto era terrible y había mucho tráfico, puesto que era la única carretera que subía por el estrecho valle. Los contrastes de las zonas rurales albanesas no tardaron en hacer acto de presencia. Por un lado limusinas.

Una limusina esperando ser alimentada

Y por otro lado caballos como medio de transporte.

Un caballo haciendo el trabajo sucio

También chocaban bastante la enorme cantidad de búnkeres que se veían y que recordaban el pasado comunista del país. Enver Hoxha, líder supremo del país hizo construir cerca de 750.000 búnkeres por todo el país, convirtiéndolo en el país con más búnkeres del mundo. Por malgastar dinero y recursos en éllo, el desarrollo del país en materia de carreteras u otras muchas infraestructuras se frenó, y ello es patente todavía hoy en día.

Un de los miles de búnkeres de Albania camino del lago Ohrid

La mayoría de los cuales están abandonados.

Detalle del búnker

De camino al lago Ohrid seguí encontrando símbolos que recordaban el pasado comunista del país.

Monumento comunista camino del lago Ohrid

También es curioso la enorme cantidad de estaciones de lavado más bien austeras que se pueden encontrar en Albania.

Estación de lavado de última generación

Y la cantidad de complejos industriales abandonados. Al menos este había sido decorado con mariquitas y era algo más curioso que el resto.

Otro complejo abandonado esta vez decorado

Después de mucho subir conseguí divisar el lago Ohrid y esto significaba que ya estaba más cerca del objetivo. Es el lago que más me impactó y las vistas eran espectaculares. El hecho que esté a 700 metros de altura lo hace todavía más impresionante.

Las espectaculares vistas del lago Ohrid

Tocaba apretar y cruzar la frontera rápido y llegar a la ciudad de Ohrid antes de que anocheciera. Las temperaturas bajaban de los cero grados y la lluvia no tardaría en llegar. Quedaron bastante sorprendidos de verme allí arriba con la bici, pero tampoco preguntaron mucho y me dejaron pasar.

Cruzando hacia Macedonia del Norte

Pasé solo una semana en Albania y me quedé con ganas de más. De saber más sobre el país y sus culturas y de descubrir las montañas del norte, sobre todo Theth y Valbona. La gente albanesa me cayó genial y tengo claro que volveré en el futuro.

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